Identifican el gen de la leucemia linfocítica crónica, la más común en adultos
La proteína codificada por este gen puede ser un blanco importante para la generación de nuevos fármacos eficaces en el tratamiento de la enfermedad.
Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lidera un estudio que detectó el gen que causa la leucemia linfocítica crónica, también conocida por las siglas LLC.
La LLC es el tipo de leucemia más común en los mayores de 60 años. La investigación revela que más del 82% de los pacientes con LLC expresa niveles altos del gen RRAS2 y que las cantidades más altas de presencia de este gen se relacionan con una enfermedad más agresiva.
El descubrimiento convierte al gen RRAS2 en un marcador inequívoco para la detección de la leucemia linfocítica crónica y abre las puertas a la exploración de nuevos tratamientos.
“Hemos observado que la expresión en cantidades por encima de lo normal del gen RRAS2 sin mutaciones en ratones es suficiente para provocar la aparición de leucemia linfocítica crónica en todos los animales”, concluye Balbino Alarcón, director del estudio que realiza la CSIC, una agencia estatal española adscrita al Ministerio de Ciencia e Innovación con la consideración de organismo público de investigación, con el apoyo de la Asociación Española Contra el Cáncer.
La leucemia en adultos
“Enfermarse hoy de leucemia es muy diferente a haberlo hecho 15 años atrás. Para varios tipos de esta enfermedad, estamos viviendo unos avances sin precedentes. Cada vez somos más optimistas, porque vemos que se sigue mejorando el pronóstico de estas complejas enfermedades oncohematológicas”, sostuvo Fernando Piotrowski, Director Ejecutivo de la Asociación Leucemia Mieloide Argentina.
“La leucemia es el cáncer que se origina en las células productoras de sangre de la médula ósea. Cuando una de estas células cambia y se transforma en una célula de leucemia, ya no madura de la manera correcta y crece sin control, dividiéndose para formar nuevas células a mayor velocidad de lo normal. Además, las células leucémicas no mueren cuando deberían hacerlo, sino que se acumulan en la médula ósea y desplazan a las células normales. En algún momento, las células leucémicas dejan la médula ósea y entran al torrente sanguíneo, lo que aumenta el número de glóbulos blancos en la sangre. Una vez en la sangre, las células leucémicas pueden propagarse a otros órganos, alterando el funcionamiento normal de otras células corporales”, define la Sociedad Americana del Cáncer.
Todos los medicamentos tienen potenciales efectos adversos y es parte ineludible del tratamiento. De todos modos, los tratamientos cada vez van más dirigidos a donde se desencadena la enfermedad, impactando mínimamente en otras áreas o procesos del organismo.
“De hecho, para varias enfermedades oncológicas de la sangre, y la leucemia linfocítica crónica es un claro ejemplo, hay esquemas terapéuticos que ya no incluyen la quimioterapia. Entonces, muchas veces los pacientes pueden seguir con su vida normal, no interrumpir su trabajo, no verse disminuidos físicamente y evitar todas las complicaciones que la quimio origina por el riesgo aumentado de infecciones”, subrayó Piotrowski.
Por tn.com.ar