“Encrucijada entre industria petrolera y patrimonio ambiental”
Por: Boris O. Núñez V.
El Estado panameño, por conducto del Ministerio de Ambiente y del Ministerio de Economía y Finanzas, tiene la obligación de valorar en términos económicos, sociales y ecológicos nuestro patrimonio ambiental y natural e incluirlo en la cuenta nacional de nuestra hacienda pública.
Si la población nacional, desde Punta Burica hasta Cabo Tiburón, contase con información oficial y certera de cuánto vale económicamente nuestro patrimonio, como Nación podríamos tomar mejores decisiones para nuestro crecimiento y desarrollo humano.
En medio de la actual crisis energética agravada por la invasión rusa a Ucrania y que ha degenerado un alza desmesurada en Panamá del valor de los precios de los combustibles derivados del petróleo, se está reviviendo una iniciativa de exploración y explotación de petróleo en nuestro territorio nacional y que data del año 2010.
Resulta que durante la administración del ex presidente Martinelli, se realizó un estudio técnico por parte de una compañía estadounidense y financiado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), para determinar si en el área del Darién, específicamente en la cuenca de El Tapón en el lado del Pacífico entre Garachiné-Sambú y Bayano-Chucunaque-Atrato, existen las reservas de petróleo suficientes para su exploración y explotación, y con ello despertar el interés de empresas multinacionales especializadas en este sector energético. Tal como se sospechaba, el estudio reflejó que concurren reservas de petróleo para 900 millones de barriles en esta zona. Esta cifra en aquel momento valoró para la industria petrolera, de acuerdo con las estimaciones en el año 2010, unos US$/. 90,000 millones en ganancias.
Este número astronómico, que supera nuestro Producto Interno Bruto, no solamente podría contribuir a resolver nuestros problemas de deuda pública (interna y externa), si no que además motivaría la reactivación de actividades de refinamiento del crudo, lo cual contribuiría a una disminución sustancial del alto costo del precio del combustible en Panamá. Sin embargo, representaría un costo muy alto a nuestros recursos naturales, biodiversidad, salud ambiental, calidad de vida y ordenamiento ambiental de nuestro territorio nacional.
De resucitar este estudio, actualizándolo con nuevas estimaciones y proyecciones económicas para el desarrollo de esta industria, y si se llega a posicionar en la opinión pública y en el radar de las presentes o futuras autoridades nacionales, definitivamente exigirá información y docencia generalizada, imparcial, objetiva y desapasionada en todo el país.
Lo que puede representar el desarrollo de la industria petrolera, para el sector económico, industrial y comercial de Panamá, está directamente opuesto a los ideales y principios de conservación y mantenimiento de nuestro patrimonio ambiental y natural, lo cual merece un debate nacional serio y con conocimiento informado por parte de la presente generación. Enfrentamos una colisión entre dos necesidades puntuales, el consumo de combustibles derivados del petróleo, del cual hemos creado una dependencia energética y la conservación de nuestro patrimonio ambiental natural. para nuestras futuras generaciones.
Todo proyecto que implique el uso total o parcial de nuestros recursos naturales es necesario que estemos informado del impacto que puede provocarle al ambiente, y esto hace obligatorio calcular el costo-beneficio de cualquier actividad industrial o comercial.
“Vive honestamente, sin hacerle daño a nadie y dándole a cada uno lo suyo”.
(Este artículo es responsabilidad de su autor).