Crearon una app que ayuda a proteger a las tortugas marinas en peligro crítico de extinción
Gracias a la inteligencia artificial, es posible detectar con mayor facilidad el carey obtenido de manera ilícita a partir del caparazón de estas tortugas, lo que constituye un gran avance en la lucha contra el comercio ilegal de especies silvestres.
Debido a su durabilidad y a su cautivador diseño en remolino de capas translúcidas de color ámbar y marrón, el carey se ha utilizado durante siglos para fabricar todo tipo de productos, desde joyas hasta peines y vajilla.
“Era como el plástico antes de que se inventara el plástico, porque es muy maleable”, afirma Brad Nahill, cofundador y presidente del grupo de conservación de tortugas SEE Turtles y también Explorador de National Geographic.
El carey no proviene de las tortugas en general, sino casi exclusivamente de la tortuga carey, que se encuentra en peligro crítico de extinción. Entre 1884 y 1992, según reporta un informe publicado en 2019 en Science, al menos nueve millones de tortugas carey fueron sacrificadas y vendidas por sus caparazones.
Hoy quedan menos de 25.000 hembras reproductoras en todo el mundo y su comercio internacional está prohibido.
El grupo de Nahill está liderando un esfuerzo para combatir el comercio ilícito de carey utilizando tecnología moderna. Es posible imitar con resina el caparazón de tortuga de manera tan precisa, que resulta difícil distinguir ambos materiales. SEE Turtles, en asociación con el Laboratorio de Ciencias de los Datos del Instituto Smithsoniano, creó una novedosa app (del inglés application, una aplicación informática para dispositivos digitales) que puede ayudar a proteger a las tortugas carey.
La app, llamada SEE Shell, utiliza el aprendizaje automático para identificar, a través de una fotografía, si un patrón de caparazón de tortuga carey es real o falso con un 94% de precisión.
Se trata de la primera app móvil que utiliza la visión artificial para combatir el comercio ilegal de especies silvestres, explica Alexander Robillard, un becario predoctoral del Laboratorio OCIO de Ciencia de Datos del Instituto Smithsoniano que ha creado el modelo informático que la alimenta y que ayudará a mantener informados a los compradores interesados en la conservación y a las autoridades (la app puede descargarse en la App Store y en Google Play).
Nahill lamenta que las ventas de productos de carey en el mercado ilegal persisten en al menos 40 países, principalmente en América Central y el Sudeste Asiático. Los turistas que compran baratijas de carey en tiendas de regalos y puestos de souvenirs representan la gran mayoría de las ventas ilícitas.
La app también es valiosa por la gran cantidad de información que puede proporcionar. Todas las imágenes se cargan en una base de datos privada y centralizada, con coordenadas de GPS para cada una, lo que permite a SEE Turtles identificar puntos críticos para las ventas ilícitas.
“Incluso si logramos que sólo unos cientos de viajeros lo usen activamente y recopilen datos y eviten comprar carey auténtico, ya es un gran avance”, enfatiza Nahill. SEE Turtles planea comercializar la app gratuita a través de campañas en las redes sociales y asociaciones con otras organizaciones de conservación.
La ecóloga marina Emily Miller, quien no ha participado en el desarrollo de la app, pero es autora de un artículo sobre la escala mundial del comercio de tortugas carey publicado en 2019 en Science, explica que aunque muchos grupos diferentes de todo el mundo están recogiendo datos sobre el comercio de tortugas carey, “uno de los principales obstáculos para responder a las preguntas de investigación es consolidar, formatear y organizar todos los datos”. Disponer de una base de datos más amplia y centralizada “será increíblemente útil para entender los patrones de comercio a nivel mundial”, sostiene.
Cómo diferenciar el carey real del artificial
Robillard trabajó junto al equipo de Nahill para recopilar 4.000 imágenes de productos de carey reales y falsos. El especialista ingresó esas imágenes en su modelo de computadora, que analizó los píxeles en cada uno para aprender las diferencias en forma y coloración entre el carey real y el falso.
Una diferencia clave, destaca Nahill, es que los patrones en el caparazón de tortuga real son aleatorios. Los productos falsos tienden a tener manchas con bordes uniformes o el mismo patrón en diferentes artículos que se venden juntos. El tono naranja en la imitación de carey también tiende a tener una translucidez constante en todas partes.
Nahill y Robillard son buenos para distinguir lo real de lo falso, pero sin la app, un no experto puede tardar años de práctica en desarrollar esa habilidad. “Me gusta decirle a la gente que es como tener a Brad (Nahill) en el bolsillo”, bromea Robillard sobre la app.
El aprendizaje automático y la visión artificial “pueden realizar cualquier tarea visual que pueda hacer un humano, pero de forma más eficiente y rápida”, detalla. (Probé SEE Shell en dos pares de anteojos con diseño de carey y de inmediato identificó ambos como falsos).
Palitos para mezclar cócteles y más
A través de la app, los científicos ya han encontrado productos hechos con caparazones de tortuga que no sabían que existían: palillos de para mezclar cócteles, por ejemplo, y espuelas para peleas de gallos.
La app será valiosa para los grupos conservacionistas locales. Antes de su lanzamiento, la Fundación Tortugas del Mar, un grupo de conservación de tortugas con base en Cartagena, Colombia, ya logró involucrar a las autoridades locales para tomar medidas enérgicas contra el comercio de carey, reduciéndolo en la región en casi un 80%.
Pero, según aclara Nahill, las autoridades solo actúan si alguien del grupo conservacionista las acompaña para ayudar a identificar productos ilegales. Tortugas del Mar planea capacitar al personal del orden público en el uso de la app para que puedan trabajar de manera más rápida e independiente.
David Godfrey, director ejecutivo del grupo de investigación y conservación Sea Turtle Conservancy, cuyo trabajo incluye esfuerzos para proteger a las tortugas carey en Panamá, un punto importante para el comercio, dice que si los turistas usan SEE Shell, es como equipar a “un ejército de conservacionistas para hacerle la vida difícil a los que venden (tortugas) por debajo de la mesa”. Ahora que las personas pueden identificar el artículo real de inmediato, los vendedores quizás lo piensen dos veces antes de ofrecerlo, asegura.
Con la ayuda del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), SEE Turtles también pretende llevar la tecnología a las plataformas en línea, donde se ha evidenciado un aumento en el comercio ilegal de vida silvestre en los últimos años.
Facebook, eBay y otras plataformas filtran los productos ilegales detectando los listados que incluyen palabras clave prohibidas, pero los filtros se evaden fácilmente. “Hasta donde podemos determinar, nadie ha hecho nada en el aspecto visual”, resalta Nahill.
Esta tecnología de aprendizaje visual se puede adaptar potencialmente a otros materiales de vida silvestre, como distinguir huesos reales de falsos. La capacidad de identificar el marfil de elefante real en un instante sería particularmente valiosa, pero es más complicado que el caparazón de tortuga, señala Robillard, porque un indicador clave del marfil auténtico son sus líneas cruzadas internas, que no son visibles en una foto.
No obstante, agrega: “Hay todo un mundo de posibilidades para aplicar el aprendizaje automático a los problemas de conservación”.
Por nationalgeographicla/NATASHA DALY