Las 500 a Pánfilo Patricio – “Patriotismo”
Por: Boris O. Núñez V.
A 119 años de vida republicana, Panamá es una nación que seguimos construyéndola a partir de la defensa y protección del interés particular, colocando en segundo orden el interés común y el bienestar del prójimo. Así fue como inició nuestra historia, aquel 3 de noviembre de 1903, cuando nuestros próceres tomaron la decisión de proclamar nuestra soberanía independiente a la de Colombia, que fue motivada principalmente por el interés comercial que significaría la construcción del Canal de Panamá, a manos de un gobierno extranjero.
La Junta Provisional de Gobierno de Panamá, integrada por cuatro conspicuos hombres interesados particularmente en que la independencia se conjugara, Theodore Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos y Phillipe – Jean Bunau Varilla, Ministro plenipotenciario que negoció en nombre de Panamá, pero defendiendo los intereses de la Compañía del Canal Francés, conjugaron y alinearon sus intereses coyunturales para sellar de una vez por todas el ideario de la construcción de un canal interoceánico que representase por un lado: 1. la certeza de que la nación norteamericana protegería y respaldaría la odisea de la recién emergente nación; 2. el acceso más seguro y fácil desde la costa este hacia la costa oeste de Estados Unidos como vía de comunicación y punto geo político de seguridad nacional; y 3. recuperación y resarcimiento del capital financiero francés, invertido en una ambiciosa obra de ingeniería que fracasó por la soberbia gala.
Debemos mantenernos claros que nuestro origen como república y nación independiente surgió producto de una negociación y una transacción entre poderosos que se repartieron un puñado de tierra. Los valores originales que fraguaron nuestra existencia como Estado republicano, no necesariamente se consumaron por una lucha encarnizada de sangre y fuego, sino que fue producto de la astucia, la habilidad, el poder de negociación y la incredulidad.
Mirando en modo de reflexión nuestro origen como nación, aprendemos a conocer que nuestra historia fue construida a partir del diálogo, la negociación, la determinación, el coraje, y el servilismo marcado por una trillada frase en nuestro escudo nacional “Pro mundi beneficio”. ¿Qué valores merecen permanecer por 119 años más en la reconstrucción del Panamá que soñamos que sea?, y ¿qué antivalores necesitamos extirpar para que no nos represente un anclaje al eterno subdesarrollo cultural y dependiente del cual nunca nos hemos podido independizar?.
El ser patriota y honrar nuestra nación que nos vio nacer, nos obliga a reconocer lo que nuestra tierra nos ha dado y nos sigue dando. Rendirle el honor y servicio que debemos, para dejar de ser un país desorganizado, improvisado y servil. Transformarnos en un país tal como nos manda el artículo 1 de nuestra Constitución Política: “… Nación panameña que está organizada en un Estado soberano e independiente…”.
Honremos nuestra patria con la dignidad y respeto que nos merecemos como panameños.
“Vive honestamente, sin hacerle daño a nadie y dándole a cada uno lo suyo”.