Las 500 a Pánfilo Patricio – Manifiesto del Cambio #63. “Renovación es Acción y Efecto…”.
Clamor de renovación se escucha en cada esquina y en las bocinas de los parlantes políticos, que todavía no terminan de acomodarse al golpe seco del 5 de mayo de 2024. Las voces airadas de los protagonistas victoriosos de la facción del movimiento de Vamos, resuenan con fuerza en los noticieros y programas de opinión. ¿Qué es esa renovación?
Acción y efecto de renovar, y a la vez este verbo se define como “hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado” o “reanudar una relación que se había interrumpido” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española). De igual manera debemos rescatar que para la renovación, encontramos dos antónimos pertinentes: Anquilosamiento y estancamiento.
Frente al contexto de la crisis política que está atravesando el sistema de partidos políticos tradicionales, generado principalmente por la falta de confianza de los ciudadanos hacia estas instituciones, que son los pilares de la democracia moderna, cabe preguntar a que tipo de renovación se está apuntando el ariete de los movimientos de libre postulación, autodenominados independientes.
Por un lado, podemos cuestionar si la renovación que se busca es una nueva forma de construir una nueva tendencia dirigida a las primeras prácticas políticas que se originaron en los inicios del sistema político panameño; o será que la renovación lo que debe orientar es reanudar la relación de confianza, que actualmente se encuentra rota entre ciudadanos y sus gobernantes.
¿Cuándo fue la última vez que confiamos en un sistema político gobernante y que le dimos como ciudadanía la oportunidad de reelegirse inmediatamente? – Antes del año 1968, puede ser que los partidos políticos de aquel entonces tuvieran más oportunidades de relegirse, aunque tendría que verificarlo; sin embargo, de la era de la primera elección en 1984, luego del inicio del proceso de reversión del Canal de Panamá, ningún partido político se ha reelegido inmediatamente.
Ante este hecho histórico, de más de cuarenta años, no ha habido un primer estado de confianza política entre ciudadanos hacia sus gobernantes que podamos tomar de referencia para hacer como nuevo y reiniciarnos a ese estado original.
Eso me lleva a observar que quizás la orientación del clamor de renovación es buscar que la relación de confianza, distanciada entre ciudadanos y gobernantes, se recomponga.
Sin embargo, la renovación implica actuar y asumir las consecuencias, pero que no solamente debe recaer en una sola vía, porque la acción que provoca un efecto, genera en su interlocutor otra acción que posterior genera otra reacción. La relación entre ciudadanos y gobernantes no es vertical ni tampoco horizontal, si no que las decisiones y acciones que asumimos todos en conjunto generan efectos que nos impactan directa e indirectamente, y circularmente este ciclo se repite sin principio ni fin.
La renovación en la que debemos de participar, el sistema de partidos políticos como los movimientos de libre postulación, debe ser consciente que no existe una división radical entre unos y los otros.
Todos formamos parte de un mismo sistema político que se va destruyendo y reconstruyendo como un alfa y omega, en la que el método más efectivo para renovar lo que se mantiene anquilosado, es la acción permanente de tener la voluntad firme de hacer como nuevo, aquello que se mantiene estancado.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.