Las 500 a Pánfilo Patricio – Manifiesto del Cambio #65. “Un antes y después, 2024-2025”
¡Un antes y después!. El periodo legislativo que concluye este 30 de junio de 2024, comenzó con tantas expectativas e ilusiones hace cinco años con la primera legislatura del 1 de julio de 2019, que su cierre llega con más decepción e infelicidad. Ha marcado para toda la comunidad nacional, política partidista e independiente, un amargo sabor de desgreño, burla y malversación a la confianza que se tenía en la clase política.
En el ambiente previo a la instalación de la nueva Asamblea Nacional de Panamá, regresamos al punto de partida de volver a esperanzarnos, pero en esta ocasión con un capital de confianza y credibilidad minado con mucho menos esperanza y elevadas expectativas de resultados inmediatos. Ardua tarea para los nuevos ocupantes de las curules legislativas.
La primera misión que tienen los 71 diputados es que las primeras acciones a ejecutar sean de un mensaje consolidado que durante el primer año de gobierno prevalecerá la administración sabia de los recursos presupuestarios. En los primeros seis meses de gobierno, que será la mitad del año 2024, deberán planificar y diseñar una nueva Ley del Presupuesto General del Estado acorde con la situación económica del país.
Eso implica ajustar el cinturón, significando con ello, austeridad en gastos superfluos como alquileres de autos de lujos, cenas suntuosas, reducir los montos en viáticos y pasajes aéreos en primera clase. No hay que costear más el funcionamiento del Estado con más deuda pública local ni internacional. La población está demandando que la clase gobernante, esté dispuesta a sacrificarse en lujos y deidades, reflejando con esta acción sensibilidad y empatía hacia la multitud de panameños, que se encuentran en desempleo, negocios quebrados y penurias en necesidades de servicios básicos.
Hay que ordenar la casa, fiscalizar la gestión del electo gobierno central, no para acorralarlo ni chantajearlo, si no para que no pierda fácilmente el rumbo y armónicamente orientarlo hacia la prudente administración y recuperación, vía austeridad, de los ingresos que se han perdido, por una muy mala gestión durante los cinco años desde el 2019, y que fue endosada por la saliente Asamblea Nacional, que alardeó más de su afán de rebatiña, que la de un buen padre de familia que fiscalizara y fuese celoso en el manejo de los recursos del erario público.
La prueba de fuego de la nueva Asamblea Nacional es sin lugar a dudas la escogencia de la nueva junta directiva (Presidente, Vice presidentes y Secretario y Subsecretario General) de comunicar, con las personalidades designadas, un mensaje no verbal, más allá de discursos políticos, cercano a lo que se percibe que dignamente necesita la nueva administración del Estado.
Todos necesitamos que el país se recupere del desgreño y se eleve moralmente, pero eso se logrará si inicialmente las primeras acciones provenientes del Ejecutivo y del Legislativo se apuntan a concentrarse en sanear la administración pública, sin ánimos de revanchismos, pero sí con sed de justicia y no de impunidad.
En este primer año de gobierno 2024-2025, por lo menos que impere la coherencia y digna reactivación económica y una buena y justa administración del Estado.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.