Las 500 a Pánfilo Patricio. Es hora de cambiar
¿Cuál es la hora de cambiar?. Esta interrogante asalta en medio de la incertidumbre de no controlar los escenarios y resultados que se esperan para este año 2025. En lo personal, lo profesional y a nivel de país se busca que todo mejore.
Para responder a esta pregunta, primero analizamos sus componentes. Preguntarnos ¿cuál es la hora de cambiar?, nos sugiere que ya se tiene la decisión de realizar el acto de cambio, ya se sabe qué es necesario mejorar o transformar, y está pendiente definir el momento pertinente para propiciar el mejor resultado posible. También nos ubica en el presente, porque el verbo “ser” no está conjugado para el tiempo del ayer ni tampoco del mañana.
La acción en el presente para transformar un escenario o resultado próximo, en lo personal y profesional, dependerá de que cada individuo analice profundamente desde su consciencia, qué necesita hacer y ajustar en la vida, para mantener el equilibrio entre su individualismo y su forma de relacionarse con la colectividad.
Sin embargo, aterrizar esta interrogante en el plano de un Estado Nación, es decir, ¿cuál es la hora de cambiar? el gobierno, el rumbo, las políticas públicas, en las que cada ciudadano se apega a sus ideas y principios individualizados y, los colectivos que logran agruparse bajo intereses comunes entre distintos individualismos, se forman pequeñas islas que protegen sus intereses de grupo, y provocan una convergencia de múltiples factores que hacen difícil crear un sentido de unidad y de identidad nacional.
Eso no solo ocurre en países pequeños como el nuestro, sino que también en naciones de población de decenas de millones de personas, de extensiones geográficas infinitas, de economías poderosas y poder militar disuasivo.
Naciones como la República de Panamá, si desea cambiar algo como, por ejemplo, de gobiernos corruptos a más honestos, de desempleo a generación de riqueza, de violencia doméstica a comunidades pacíficas, ese trabajo requiere la definición consensuada entre todos los actores, individuales y colectivos, de qué, cómo y cuándo cambiar la raíz del problema.
El Estado panameño aún no tiene claro, en la mentalidad del colectivo nacional, qué transformar en el escenario del Panamá real, hacia el Panamá ideal y de cuánta distancia hay que recorrer entre ambos, pero se propone una opción.
Recientemente el 8 de enero, se dio inicio al proceso denominado Alfabetización Constitucional, a cargo de la Secretaría Nacional para Asuntos Constitucionales, que dirige el Dr. Miguel Antonio Bernal, cuyo objetivo principal es dotar a la nación panameña de una nueva Constitución a partir de la participación ciudadana cívica e histórica.
No obstante, como es natural en los procesos de participación y definición de decisiones, se harán presentes debates y discusiones sobre cuál debe ser el cambio profundo y de raíz que se busca en la nueva carta magna.
La hora de cambiar, como lo planteamos en nuestra interrogante inicial, es el presente, pero transformar la superestructura del Estado panameño, a partir de la participación ciudadana cívica, exigirá la construcción de consensos.
Construir consensos para la definición de una nueva Constitución Política que reconstruya el Panamá real hacia al que anhelamos, requerirá a lo largo del proceso de la implementación de técnicas y herramientas que los métodos de solución de conflictos como la facilitación de dialogo y la mediación, promueven.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.