Las 500 a Pánfilo Patricio
Por: Boris O. Núñez V.
Anticipación de elecciones internas a cargos de Juntas Directivas, paridad de sexo (no de género), fuero penal, conteo de residuo y financiamiento público electoral para candidaturas de libre postulación, son los temas que en la palestra de la opinión pública se decantan como aquellos ítems más significativos de todo el paquete de las reformas electorales.
En medio de la pandemia el Tribunal Electoral, siendo la autoridad institucional, fungió como un neutral en el dialogo que enmarca la Comisión Nacional de Reformas Electorales, en el cual los partidos políticos, representantes de la Asamblea Nacional y de sectores prestantes del quehacer político nacional, sesionaron en conjunto para definir las nuevas reglas que han de regir para el próximo torneo electoral 2024.
Una vez presentado el proyecto de ley, que resumió estosconsensos entre ciudadanos ante la Asamblea Nacional, es que realmente inicia el verdadero debate, reduciéndose a temas que al final una “Comisión Técnica” allana en un dialogo transaccional y a puerta cerrada de la ciudadanía.
Se provocó una fractura más en la frágil relación Ciudadanos (Pánfilo) – Diputados (Patricios), cuando el grupo de cuarenta (40) asambleístas de gobierno con el endoso de quince (15) diputados disidentes, cierran sus filas para asegurarse que las reglas del juego electoral sean aprobadas a la medida, por ellos mismos. Esto multiplica, aún más, el agrio descontento en la ciudadanía, que con el alicaído recurso de su protesta alzada, logra retumbarle los oídos del Tribunal Electoral para hacer valer su posición de protagonista.
En un conjunto de más de 200 artículos en los cuales consisten las reformas, hay temas dentro del paquete que sonmás relevantes que otros, y que no coinciden los intereses de los ciudadanos con los intereses de los diputados, observando un choque entre ambos, y para resolver esta incompatibilidad ¿quién debería ubicarse como actor neutral?
El Tribunal Electoral se desvistió de su traje de neutralidad e imparcialidad, y se arropó con una toga de parte interesada, protagonista y de actor principal, teniendo presente que le corresponderá dirimir los futuros conflictos electorales. Es un debate entre ciudadanos y diputados, en las que los asambleístas deben escuchar y atender las necesidades e intereses de quienes representan, en medio del dilema que esos intereses ciudadanos son opuestos a sus intereses de diputados. Este es el desafío nacional, ¿cómo generar consensos que puedan satisfacer intereses opuestos entre dos partes extremas?.
Los intereses de igualdad de condiciones entre mujeres y hombres en procesos electorales, erradicar la impunidad de la cual se aprovechan del fuero electoral, la inequidad y desproporcionalidad de recursos de financiamiento entre partidos políticos y candidatos de libre postulación y un conteo justo de los votos para el residuo, son los temas que la ciudadanía está reclamando y que no hallan un eco justo en aquellos que deben representarla y se encuentran prisioneros de sus ansías de perpetuarse en el poder .
“Vive honestamente, sin hacerle daño a nadie y dándole a cada uno lo suyo”.
(Este artículo es responsabilidad de su autor)