¿Qué es la meningitis? Estos son sus síntomas, sus causas y su tratamiento
La meningitis puede causar la muerte y dejar secuelas graves.
Todos sabemos que el cerebro es, posiblemente, el órgano más importante para la vida humana; como tal, todas las enfermedades que afectan a esta parte del cuerpo deben ser motivo de gran preocupación, ya que pueden causar la muerte o dejar secuelas graves si no se actúa a tiempo. Este es el caso de la meningitis.
¿Qué es la meningitis? ¿Cuáles son sus causas?
La meningitis consiste en la inflamación del líquido y las membranas que rodean el cerebro (que se llaman meninges) y la médula espinal. Es poco frecuente, pero cuando se da es potencialmente letal y puede provocar lesiones graves en el cerebro y en otros órganos. Además, su progresión es muy rápida.
Aunque puede afectar a cualquier persona, es más común que se produzca en niños o en personas inmunodeprimidas.
En la mayoría de los casos, se produce por infecciones: las más habituales son las víricas y las bacterianas, pero también pueden ser por hongos, protozoos, platelmintos (gusanos planos, como la tenia) o nematodos (gusanos). No obstante, también pueden provocar meningitis algunos fármacos y sustancias, así como ciertas enfermedades autoinmunes.
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque los síntomas pueden variar en función de la causa de la meningitis, a grandes rasgos existe un cuadro más o menos característico que puede ayudar a identificarla.
En un primer momento, la sintomatología es similar a la de la gripe, con fiebre alta repentina, cefaleas y a veces náuseas o vómitos. Sin embargo, en poco tiempo progresa con signos como rigidez cervical, intensificación de la cefalea, confusión, dificultad para concentrarse, convulsiones, somnolencia, dificultad para caminar, fotosensibilidad, falta de apetito o sed y, en ocasiones, erupción cutánea.
En los recién nacidos, los síntomas pueden ser un poco diferentes, e incluir fiebre alta, llanto constante, somnolencia, irritabilidad, dificultad para despertar, inactividad, alimentación deficiente, vómitos, protuberancia en la fontanela y rigidez en el cuerpo y cuello.
Sea como sea, cuando percibamos síntomas que puedan apuntar a una meningitis es muy importante acudir al médico de inmediato, ya que el tratamiento temprano reduce en gran medida el riesgo de lesiones permanentes o muerte.
Algunos daños permanentes que pueden resultar de la meningitis son pérdidas auditivas, problemas de memoria, problemas de aprendizaje, problemas de la marcha (ataxia) y convulsiones.
¿Cómo se trata?
El tratamiento depende completamente de la causa. Así, en el caso de las infecciones bacterianas, es precisa la administración inmediata de antibióticos intravenosos y, en ocasiones, corticoesteroides. En casos raros, el médico puede decidir drenar los mastoides, huesos del oído que pueden contener líquido infectado.
En cambio, si el origen es vírico, en muchos casos la meningitis mejora por sí sola a lo largo de varias semanas. Mientras tanto, la estrategia se basa en paliar los síntomas y proporcionar soporte al enfermo, a base de analgésicos, líquidos y reposo. Esto se puede complementar con corticoesteroides y anticonvulsivos, y, dependiendo del virus concreto, en ocasiones medicamentos antivirales.
De la misma manera, si se confirma que la causa es un hongo, se emplean medicamentos antimicóticos (sin embargo, es necesario estar seguros de que este es el agente causante, ya que los fármacos antimicóticos pueden tener importantes efectos secundarios). En el caso de las meningitis autoinmunes, se puede intentar el tratamiento con corticoesteroides.
Por 20minutos