“A 28 años de 2050, dignidad para los adultos mayores”
Por Boris O. Núñez V.
Un indicador para saber si somos un país en vías de desarrollo o que ya hemos alcanzado los niveles para ser una nación próspera, es la atención que le dispensamos a nuestros padres, abuelos y adultos mayores. Reflexionando sobre la calidad de vida que hoy “disfrutan” nuestros “viejitos” con respecto a su vida familiar, laboral, social y económica, podremos imaginarnos que es lo que nos espera a todos los que pertenecemos aún, a la población económicamente activa (entre 15 a 62 años).
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), para el año 2019 en el país vivieron 517 mil 488 adultos mayores. Sin embargo, la proyección que se estima para el 2050 es que la población panameña de más de 60 años seamos más de 1,350.000 personas que requeriremos asegurar nuestro provenir.
A 28 años de llegar al 2050, período en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que Panamá y el resto de los países del mundo experimentaremos cambios demográficos importantes en el que uno de cada cuatro panameños tendremos más de 65 años, es el momento de preguntarnos ¿cómo vemos nuestro bienestar para ese momento, a partir de la realidad de hoy?.
Si el escenario imaginario de nuestro ejercicio de observación es terrorífico y nos genera preocupaciones, hay que ser consciente que las condiciones que hoy viven nuestra población adulta mayor, fue el producto de las decisiones tomadas o no por las autoridades de gobierno de hace 28 años atrás, es decir en 1994.
Cercano a ese año 1994, dejaba la presidencia Guillermo Endara Galimany, y durante su gestión se hicieron reformas al programa de invalidez, vejez y muerte (IVM) de la Caja de Seguro Social, reformas que solamente duraron 10 años, ya que en el 2005, durante la administración de Martin Torrijos, nuevamente se presenta un proyecto de reforma al programa IVM cuya fecha en que se debía presentar nuevas reformas, se cumplieron durante la administración Varela, y aún no se ve vistos de poder generar los cambios que se requieren para garantizar una vida digna a las presentes y futuras generaciones de adultos mayores.
Para el 2050 los adultos mayores se duplicarán y pasará de ser el 12% (estimación actual) a ser el 25% de los ciudadanos del país. Estas cifras de alerta es una luz roja intermitente que debe llamar la atención de nuestra conciencia crítica, para que le exijamos al Gobierno desarrolle las políticas públicas cónsonas con nuestra realidad y que tenga como objetivo el diseño de una ciudad amigable donde los ciudadanos podamos sentirnos útil y productivos en la edad avanzada.
Cuando lleguemos a esa edad desearemos disfrutar la misma calidad de vida cuando joven, proporcionalmente hablando, dependiendo siempre de las condiciones de salud que disfrutemos. Es por ello que es oportuno impulsar la toma de decisiones que faciliten las mejores condiciones de vida para la población adulta mayor. Que a futuro los jubilados no tengan la necesidad de implorar y suplicar bonos de aumentos de pensiones cada dos años, cuando dichas pensiones deben ajustarse automáticamente en relación al costo de la vida.
A manera de reflexión final, lo que cada uno hoy puede hacer, sintiéndonos bastante jóvenes, es ganar salud con 30 minutos diarios de ejercicios, para así no tener que comprarla. Consejo sano de nuestro campeón de boxeo, Víctor Córdoba.
“Vive honestamente, sin hacerle daño a nadie y dándole a cada uno lo suyo”.
(Este artículo es responsabilidad de su autor).