EEUU, Reino Unido y Australia refuerzan la flota submarina frente a China
La nueva alianza estratégica quiere crear una fuerza de contención a las ambiciones de Pekín el Indo Pacífico.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los primeros ministros de Australia, Scott Morrison, y Reino Unido, Boris Johnson, han presentado en la noche del miércoles una nueva alianza estratégica, AUKUS, que incluirá la provisión de submarinos nucleares a la Real Armada Australiana. El objetivo de la iniciativa es «defender nuestros intereses en la región del Indo Pacífico y, por extensión, proteger a nuestra población».
Esta alianza «será vital de manera creciente», dice el comunicado del Gobierno británico, que señala también el impulso que el acuerdo da a su industria de defensa; en especial, a la factoría de Rolls Royce en Derby, y a la de British Aerospace Systems en Barrow. Ambas factorías participan en la construcción de submarinos nucleares británicos con tecnología original de Estados Unidos.
Los tres países ya pertenecen a la alianza ‘Five Eyes’, cinco ojos, que, sumando a Canadá y a Nueva Zelanda, comparten inteligencia en una colaboración íntima de los grandes estados angosajones. El reforzamiento tripartido de la relación entre los sistemas de defensa es una respuesta a las ambiciones de China en la región, mediante el fomento de la operatividad compartida. La armada China ya supera el número de buques de guerra de Estados Unidos.
La tensión entre los gobiernos de Camberra y de Pekín ha aumentado en los útimos años, provocando una reducción en el comercio de materias primas entre ambos países. La reivindicación china de soberanía en las aguas internacionales de la región es percibida como una amenaza al libre movimiento de las fuerzas navales y a la capacidad logística de fuerzas expedicionarias, y a la independencia de Taiwan.
Australia y Francia habían establecido un acuerdo para la provisión de submarinos nucleares, pero el proyecto ha sufrido retrasos por cambios en el diseño y aumento de los costes previstos. La cancelación de ese acuerdo y el establecimiento de esta nueva alianza crea una nueva fuerza nuclear con ramificación fuera de la OTAN, en un momento de replanteamiento en la Unión Europea sobre las necesidades de su defensa.
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