Inestabilidad en Túnez y acusaciones de golpe de Estado tras el cese del primer ministro y otros miembros del gobierno
El Ejército ha impedido la entrada en la cámara de Rached Gannhouchi, presidente del parlamento y líder del partido opositor.
La decisión del presidente tunecino, Kais Said, de disolver el Parlamento y cesar al primer Ministro, Hichem Mechichi, el domingo por la noche es un claro “golpe de Estado” para los principales partidos políticos del país, que este lunes reclaman la continuidad de la Asamblea. “Esto es un golpe contra la democracia tunecina y su Constitución. Túnez es la única historia de éxito de la primavera árabe y esta historia no termina aquí”, subraya el comunicado difundido por Ennahda, principal fuerza parlamentaria y socia del Gobierno, después del anuncio que Said hizo pasadas las 9 de la noche.
Esta formación compartió un vídeo en redes sociales que muestra cómo el Ejército impidió el acceso al Parlamento a varios diputados hacia las dos de la madrugada, incluido al presidente de la cámara y líder del partido islamista, Rached Ghannouchi. Por su parte, el dirigente de la Coalición islamista Al Karama, ha tachado de ilegal la iniciativa y ha pedido a los diputados retomar su puesto a partir del martes para llevar a cabo la destitución del presidente.
Antes de conocerse la decisión del presidente, varias sedes regionales de Ennahda habían sido asaltadas e incendiadas a lo largo del domingo en las diferentes manifestaciones que tuvieron lugar en todo el país para pedir la dimisión del Gobierno y la disolución del Parlamento por su gestión de la crisis del coronavirus y el deterioro de las condiciones de vida. Miles de ciudadanos volvieron después a las calles para celebrar el anuncio que Said adoptó al término de una reunión urgente con altos cargos del Ejército y de las fuerzas de seguridad.
Además de cesar al jefe del Gobierno y suspender el Parlamento durante 30 días, el presidente tunecino ha retirado la inmunidad parlamentaria de manera inmediata de todos los diputados “para recuperar la paz social y salvar al Estado y la sociedad”. Pese al toque de queda y las restricciones de la crisis sanitaria que prohíben todo tipo de manifestaciones públicas, la capital ha vivido un ambiente festivo en el que miles de coches y transeúntes festejaron la noticia ante la mirada de las fuerzas de seguridad hasta altas horas de la noche.
Asimismo, ha decretado el cese de los ministros interinos de Defensa y Justicia, Ibrahim Bartaji y Hasna Ben Slimane respectivamente. Tras esta decisión, las carteras serán dirigidas por los secretarios generales o encargados de asuntos administrativos y financieros de los departamentos correspondientes hasta la designación de un nuevo primer Ministro y la formación de un equipo de Gobierno.
Cierre del espacio aéreo y las fronteras marítimas
Según la prensa local, las autoridades han decretado, a partir de este lunes a medianoche, el cierre del espacio aéreo y las fronteras marítimas por una duración ilimitada. Además, se desplegaron unidades del Ejército alrededor del Parlamento, la sede del Gobierno y otros edificios institucionales. El sitio web “Tunisie Numérique” reveló asimismo que la justicia ha adoptado medidas cautelares de prohibición de abandonar el territorio nacional contra el presidente del Parlamento, así como sus 64 diputados.
Kais Said ha asegurado que asumirá la Presidencia del Ejecutivo con ayuda de un nuevo primer ministro, que él mismo nombrará, durante el periodo de transición. También ha defendido la aplicación del artículo 80 de la Constitución donde se recoge que, en caso de “peligro inminente”, el presidente puede tomar medidas “excepcionales” tras consultar con el jefe de Gobierno y el presidente del Parlamento. El objetivo, ha dicho, es garantizar un funcionamiento regular del poder público “lo antes posible” mientras que el Tribunal Constitucional -pendiente de creación desde 2015- debe supervisar dicho proceso y decidir sobre su extensión.
Por otro lado, una orden presidencial ha prohíbido la reunión de más de tres personas en la vía pública y la circulación de personas y vehículos entre ciudades fuera de las horas del toque de queda, salvo para satisfacer necesidades básicas o por razones sanitarias urgentes.
Desde comienzos de año, el país magrebí vive un bloqueo institucional después de que el Parlamento apoyara la remodelación del Ejecutivo y de que el presidente se negara a aceptarla, al considerar que no fue consultado previamente y debido a las sospechas de conflicto de intereses que planean sobre algunos de los nuevos miembros. A eso se añade la crisis económica que arrastra el país en los últimos años, agravada por la epidemia, que ha obligado al Gobierno tunecino a pedir ayuda a la comunidad internacional ante la falta de vacunas y de equipos médicos para hacer frente a la cuarta ola de la pandemia del coronavirus, que ya ha causado en total más de medio millón de casos y 18.600 víctimas.
RTVE.es