La elección del nuevo primer ministro provoca la primera crisis política en Perú
La apuesta del presidente Castillo por el radical Guido Bellido es protestada por el Parlamento y retrasa varias horas la toma de posesión del Gobierno.
Pedro Castillo ha vivido su primera crisis tan solo un día después de tomar posesión como presidente de Perú. El motivo, el rechazo suscitado por su gran apuesta política para dirigir el nuevo Gobierno, Guido Bellido, un diputado del partido oficialista e izquierdista Perú Libre y figura próxima al líder del mismo, el médico marxista Vladimir Cerrón, actualmente en prisión. Su nombre encendió todas las alarmas y provocó, al parecer, la renuncia de alguno de los elegidos para formar parte del Gabinete.
La ceremonia en la que se iba a dar a conocer la composición del Ejecutivo y en la que Castillo iba a tomar juramento a sus ministros se retrasó el jueves pasado tres horas sin que se diera a conocer ninguna razón oficial. La clave parecía estar en el nominado como titular de Economía, Pedro Francke, un moderado cuyas posturas conciliadoras habían sido duramente criticadas tanto por Bellido como por Cerrón.
Francke fue visto salir en soledad del Gran Teatro Nacional de Lima minutos antes de la ceremonia oficial de juramentación, ya en plena noche. También quedó vacante el ministerio de Justicia y Derechos Sociales para el que se había barajado el nombre del abogado Julio Arbizu, quien supuestamente también declinó por discrepar con el nombramiento de Bellido.
Horas antes, la designación del primer ministro había motivado el rechazo de la mayoría de bancadas parlamentarias, incluidas agrupaciones izquierdistas y liberales, que consideraron que Bellido no generará ni confianza ni consenso. Incluso el Partido Morado del expresidente Francisco Sagasti exigió que el Congreso «no dé la confianza al Gabinete», por considerar que el primer ministro es «una persona que no cree en la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción y el terrorismo». Bellido tiene por ley 30 días para presentarse ante el Congreso para solicitar el voto de confianza a su gestión, lo que parece difícil en este momento.
Ingeniero electrónico de 41 años, el primer ministro es de origen campesino y no tiene experiencia de gobierno. Incluso es un recién llegado al Parlamento ya que se convirtió en diputado hace solo seis días. Bellido afronta además una investigación preliminar de la Fiscalía por presunta apología del terrorismo tras difundirse un video en el que le costaba definir como «terroristas» a los miembros del grupo subversivo Sendero Luminoso.
Un canciller guerrillero
Otro nombre que contribuye al tinte radical del Gabinete de Pedro Castillo es el del ministro de Exteriores Héctor Béjar, abogado y doctor en Sociología de 85 años que fundó en 1962 el Ejército de Liberación Nacional, grupo inspirado en la revolución cubana que operó en la selva peruana hasta su derrota militar un par de años después. Detenido en 1966 y tras casi cinco años preso, Béjar fue indultado por el Gobierno del general Juan Velasco Alvarado, de quien pasó a ser colaborador.
El espíritu revolucionario de Castillo no ha traído consigo la paridad, tan solo dos mujeres integran el nuevo Ejecutivo: la vicepresidenta y abogada Dina Boluarte, en Desarrollo e Inclusión Social, y la socióloga Anahí Durand, en Mujer y Poblaciones Vulnerables. Pero entre una nómina de marcado carácter político destaca un nombramiento más personal, el del ministro de Educación Juan Cadillo, un joven maestro, como lo fue el propio Castillo, reconocido por The Global Teacher Prize como uno de los mejores profesores infantiles del mundo.
El nuevo Gobierno tiene mucho que hacer, y prisa por encarar luchas como la económica o la sanitaria. Deberá empezar con buen pie si quiere aprobar dentro de un mes el visto bueno del Parlamento, esté entonces o no al frente del Gabinete Guido Bellido, quien puede tener las horas contadas.
Fuente: hoy.es