
Las 500 a Pánfilo Patricio. El mundo nos mira.
La crisis social que estamos viviendo en Panamá, nuevamente, repercute en el mundo. En un supermercado europeo, norteamericano o asiático donde no llega el banano panameño o estrepitosamente ha subido el precio de esta mercancía perecedera, algún atleta o padre de familia, se debe estar preguntando qué está pasando en la tierra de El Canal.
Desde el 2022 hasta el presente, nuestro país ha estado atravesando una secuela de episodios violentos, en los que la convivencia, la producción y la certidumbre sobre el futuro, se han visto interrumpidos por una serie de clamores que exigen mejores condiciones en la calidad de vida.
Hace tres años el detonante fue el alza de los combustibles y de la energía eléctrica, luego un contrato leonino que se aprovechaba de los recursos nacionales, dejando migajas. En el presente la explosión social la han protagonizado el gremio docente y sindicalistas del sector construcción que no están de acuerdo con las reformas a la seguridad social, que amenazan la calidad de vida en la vejez.
Lo cierto es que la población panameña, ya no es la misma de hace veinte, treinta o cincuenta años atrás. Hoy se dice que ha despertado de su letargo, y este despertar está siendo analizado por agencias noticiosas internacionales, entidades financieras calificadoras, inversionistas y el pueblo de todas las naciones.
El mundo está atento a lo que sucede en Panamá. Un pueblo que durante el siglo XX, pocos estallidos sociales sacudieron la opinión internacional, quizás por la ausencia de la tecnología de redes sociales que actualmente nos mantienen saturados de información. Lo real es que el mundo, para Panamá, se está deteniendo para mirar cómo resolveremos nuestra situación.
Los primeros llamados en atender este conflicto social, que nuevamente ha estallado, son el gobierno y los gremios en paro. Ambas partes, mantienen posturas extremas y distantes que pocas luces se observa que estén dispuestos a deponer posiciones.
Si la nación entera, sumando a todos los actores en conflicto y sin excluir a aquellos que no están envueltos directamente, pero que de alguna manera están afectados por la baja productividad y merma de la economía, deseamos resolver y superar la crisis actual, los pasos a seguir nos deberían hacer coincidir en una estrategia.
En primer lugar, ser conscientes que lo primero que hay que proteger ante este escenario complejo de conflicto social, es la vida de cada ciudadano y extranjero que reside en nuestro país. Segundo, hacer un llamado a la reconciliación nacional reconociendo y atendiendo los intereses y prioridades que están siendo amenazados. Tercero, establecer mesas temáticas que aborden separadamente los temas en conflicto. Cuarto, trabajar en la construcción de consensos a partir de los intereses en común, más que en nuestras diferencias.
La solución a una crisis nacional requiere la intervención y madurez de todos los sectores que se ven afectados y que muestran el interés de salir adelante. El mundo nos mira, y los panameños no nos estamos observando.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.