
Las 500 a Pánfilo Patricio. Inteligencia Artificial ¿uso de ideas recicladas o molde para la creatividad?
Plasmar las ideas con coherencia, integridad, sintaxis y originalidad no es una tarea sencilla. Desde que te sientas frente al computador, para ordenar tus pensamientos y darles forma en un contrato, un artículo, un ensayo o un libro, se requiere compromiso, responsabilidad y seriedad de su autor.
Independientemente de quien escriba sea abogado, periodista, investigador o escritor consagrado, la capacidad y el talento en la ciencia y arte de ordenar y estructurar las ideas en palabras precisas, no puede prescindir de ese elemento incógnito del cual la Inteligencia Artificial jamás podrá poseer.
Este elemento incógnito al que nos referimos se trata de la huella personal, el sello subjetivo que se fusiona con las letras y que al mismo tiempo comunica historia, existencia personal, testimonios de vida, anécdotas y experiencias que son valoradas, bajo el contexto de quien escribe y sobre todo para quién se escribe.
La labor de cualquier profesional, cuya materia prima principal es el manejo de la comunicación escrita, como lo hacen los abogados con los contratos, los periodistas con los tabloides, los investigadores en sus revistas científicas o novelistas y ensayistas con sus obras literarias, no puede darse el lujo autómata de utilizar el atajo o camino fácil de redactar permanentemente con inteligencia artificial (IA).
Si bien la IA debe ser valorada como una útil herramienta de trabajo para facilitar la búsqueda de fuentes de información, no es menos cierto que abre la puerta hacia el camino del pensamiento perezoso. Con el afán de correr el gusto a la inmediatez y la impaciencia, la inteligencia artificial, de seguir siendo utilizada como sustituto de la originalidad y el pensamiento creativo, en un tiempo no muy lejano, el ser humano y los profesionales, acabaremos siendo siervos de ella.
El presente y futuro, se sostiene de las bases del pasado, y si el porvenir de las actuales generaciones se centra en el desarrollo de actividades sociales, culturales, económicas, ambientales y demás que giran o dependan de la priorización de ideas recicladas por la Inteligencia Artificial por encima de la generación de conocimiento y la creatividad humana, entonces estaremos frente al último punto de partida en la carrera hacia la destrucción de lo esencial en el ser humano, es decir, su espíritu creativo.
La creación es infinita, mientras sigan existiendo hombres y mujeres capaces de transformar un ideal en realidad. Una buena obra apreciada por la crítica debe inspirar, motivar, seducir, ilusionar, convencer, embelesar, enamorar y cautivar, verbos rectores que son los canales del alma para transcender y liderar. El uso de la inteligencia artificial para crear como para toda actividad humana, deberá seguir siendo una herramienta, pero no la finalidad de reemplazar el ingenio y la creatividad del hombre.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.