Las 500 a Pánfilo Patricio – La intención de voto
A poco más de treinta días de las elecciones, la población interesada en lo que resultará de las presidenciales para este 5 de mayo de 2024, aún se siente confundida por el clima electoral, que da mucho que decir.
Desde que se anunciara la inhabilitación de uno de los 8 candidatos, lo que para una parte del electorado se esperaba, fue que los votos que se calcularon de ese candidato es que se disiparan, entre el resto de los candidatos aún en carrera. Sin embargo, este fenómeno no se refleja verídicamente en los números de las encuestas que a diario se filtran, siendo éstas de carácter privado o público.
Este ambiente enrarecido, en las expectativas sobre quién podrá ser el candidato electo convertido en Presidente de la República, nos motiva a analizar el enorme “iceberg” que es invisible y se ubica en las profundidades del enigmático océano del secretismo electoral.
El “voto es secreto”, principio democrático que protege, antes y durante el día de las elecciones, la prudencia o la astucia de un electorado que se siente indeciso, sin poder descifrar cuál candidato, a estas alturas, puede elegir para que decida por los próximos cinco años el futuro de este país, y con la certeza de que no se volverá a cometer el error de escoger a alguien que olvide sus promesas y compromisos.
Ante esta sensación de casi impotencia, el reto de los candidatos, en cada oportunidad en que se dirigen al país, es generar confianza y credibilidad, las mismas que se necesitarán para convencer, atraer y asegurar, luego de ser electo como presidente de la república, las fuentes de empleo, de inversión, seguridad y demás expectativas que la población en general, ansía.
La confianza y credibilidad no se construye con ambiciones, sentimientos de venganzas, ni con la emoción de la popularidad o el espejismo de un pasado grato que no regresará. Estas se construyen en el presente y hacia el futuro, con la demostración de quien sacrifica su zona de confort, quien vive honestamente, quien con coraje no responde a ataques ofensivos, quien tiene vergüenza de cómo ser ejemplo de sus hijos, quien actúa con escrúpulos y decoro, sin ser soberbio es prudente y es sensible al rendirle amor a la familia y la patria.
Es preocupante que lo que se escuche en ocasiones de los comentarios en grupos de amigos y familias; trabajo o de negocios, que lo que está alimentando la intención del voto del panameño es el voto castigo, porque no se dejó correr a un candidato X.
El apostar al voto castigo como intención del elector, es desahuciar el destino de nuestro país a una condena inmerecida. Decidir castigar con el voto presidencial, es castigarnos a todos por igual. La solución a los problemas del país no está en manos de un candidato o candidata que se vista de villano o cacique, por muy buenos o malos recuerdos que nos bombardeen de los gobiernos pasados.
El presente y futuro de Panamá para los próximos cinco años, está en primer instante en los más de tres millones de panameños que defendemos nuestra última gota de dignidad al momento de votar, y también en aquellos que estamos escuchando, reflexionando, pensando acuciosamente cuál de los candidatos representa un liderazgo de voluntad, carácter y honestidad. Mi opinión es que en Rómulo Roux se observa este tipo de liderazgo diferente.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.