
Las 500 a Pánfilo Patricio – “La ocupación de los espacios de poder”
Por Boris O. Núñez V.
Ocupar sostenidamente los espacios de poder es un precepto dentro de la definición de política. Es probable que para algunos es la búsqueda del bien común; para otros el arte y la ciencia de utilizar los recursos sin que ello implique ser utilizado como tal. Cualquiera que sea la premisa que predomine en la gente de a pie, lo cierto es que cualquiera de estas formas se encarna cada vez más en nuestros estilos y formas de alcanzar el Poder.
El Poder que se ejerce desde el Estado, en cada una de sus instituciones organizadas en el Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Gobiernos locales, está constante y permanentemente sometido a tensiones y fuerzas opuestas y radicalizadas que se enfrentan para lograr su conquista, por solo cinco (5) años de gobierno.
Un ejemplo visible de estas fuerzas que se radicalizan en posiciones antagónicas es la que observamos desde la acción entre los distintos partidos políticos y ahora los aglutinantes movimientos de libre postulación que a la fuerza, poco a poco están tratando de mantener los espacios conquistados y además ocupar nuevos escenarios, que actualmente son ejercidos desde una plataforma tradicional partidista, pero que acumulan un desgaste y descrédito en la forma acostumbrada de administrar la cosa pública.
Hoy por hoy, existe un agotamiento en la confianza hacia los partidos políticos provocada principalmente en la ausencia de soluciones concretas a los principales problemas nacionales. Salvo contadas excepciones de un colectivo político, que durante su gestión de 2009-2014, pudo resolver problemas puntuales como la movilidad urbana con la creación del sistema de Metro-bus, por ejemplo, y que están trabajando internamente en la estructura ideológica de su membresía, por lo general en el resto de las plataformas partidistas se observa que se está padeciendo del error generacional de ofrecer al electorado, promesas superficiales sin el abordaje realista de los problemas estructurales del país.
Este vacío en la credibilidad hacia los partidos políticos es la oportunidad que los movimientos de libre postulación han observado, y en la coyuntura actual están organizándose contra todo pronóstico, para alcanzar los espacios de poder que los colectivos tradicionales han descuidado a raíz de la práctica cajonera de solo activarse para los tiempos de elecciones.
Sin embargo, estos espacios de poder, en base a la credibilidad y la confianza del ciudadano, que han sido despreocupados por la oferta partidista tradicional, no solamente son apetecidos por los movimientos de libre postulación en una ambición desbordada de llegar al poder; si no que también son coqueteados por los movimientos de izquierda que se asoman y que están observando detenidamente, la flaqueza partidista en el debate de los problemas nacionales desde un abordaje de justicia social.
En Panamá está ausente el equilibrio y la madurez ideológica entre las posturas liberales / neoliberales, que representan la mayoría de los partidos políticos legalmente constituidos y las posiciones provenientes de ideas socialistas o de la social democracia, que funestamente no han logrado estructurarse ni sobrevivir bajo las reglas del sistema político formal y que ahora se visten de candidaturas de libre postulación, aprovechándose de las lagunas que el sistema electoral padece.
Los partidos políticos constituidos deben plantear un mensaje realista y creíble de los problemas nacionales, si no quieren que los movimientos de izquierda asalten los espacios de poder, a través de las candidaturas de libre postulación, que con cantos de sirena tratan de endulzar al electorado ingenuo.
“Vive honestamente, sin hacerle daño a nadie y dándole a cada uno lo suyo”.
(Este artículo es responsabilidad de su autor).