Las 500 a Pánfilo Patricio – “Luchar por la justicia y el derecho”
Por: Boris O. Núñez V.
La justicia tardía no es justicia. Este reconocido refrán popular cae como anillo al dedo en esta semana que se conmemora el Día del Abogado en Panamá, el 9 de agosto de cada año, y por motivos del natalicio del padre de la nacionalidad panameña, Don Justo Arosemena.
Esta fecha lleva la reflexión a todo aquel profesional que ejerce el digno oficio de luchar por la justicia y el derecho, tal como lo mandata Eduardo Couture, en uno de sus diez mandamientos del abogado. Una lucha interminable contra las circunstancias que violentan la convivencia en sociedad de manera justa. Que atentan contra el orden público y el bienestar general de cada uno de los asociados.
Más allá de la parafernalia, los destellos de las cámaras, los “me gusta” de las redes sociales, cuando posteamos las nutridas fotos de los eventos sociales en que coincidimos para celebrar una fecha bien merecida, existe el rostro fruncido de Don Justo, que desde el más allá, aún puede observar la enorme lista de pendientes en cuanto a la administración de justicia y que hemos decidido tolerar permanentemente.
El ejercicio de esta profesión se dignifica en cada momento que como abogados decidimos brindarle a nuestros clientes y usuarios la mejor defensa técnica posible. No con la intención de evadir el brazo largo de la ley, a tal punto de evadir las responsabilidades, si no más bien, el de defender los derechos que igual tienen la víctima como el victimario, el agresor como el agredido o el ofensor y el ofendido, de aprovechar la oportunidad de redimirse en el estricto apego de la defensa de derechos y garantías, sin menoscabar el derecho ajeno.
Hay que aplicar el derecho con un claro sentido de justicia en cada momento en que nuestro sistema judicial es utilizado con tácticas dilatorias en los procesos. Hay que luchar por la justicia en cada proyecto de ley que entra a la asamblea nacional y está redactado de tal forma que solo resguarda los intereses de un solo sector en perjuicio del resto. Hay que luchar por el imperio de la ley, con un estándar elevado de ser justos en cada una de nuestras actuaciones.
El imperio de la ley debe construir una sociedad donde no encuentre espacio para anidarse, la desesperanza del pueblo, ni tampoco la sed de venganza de hacer la justicia con sus propias manos. Si seguimos tolerando la falta de certeza del castigo y el abuso de nuestras instituciones para crear caudillismos y una casta privilegiada, a la cual el brazo de la ley no le alcanza, estaremos arriesgando nuestro futuro de nación civilizada.
Panamá es un gran país, y nos merecemos un sistema de justicia de acuerdo a nuestro potencial de nación próspera, que se ve ensombrecida con tantas necesidades y carencias sociales no resueltas a tiempo. Es obligatorio para la clase política, ante la constante demanda de inmediatez, celeridad y justicia, construir una administración robusta y correcta de los recursos y bienes del Estado al servicio del imperio de la ley y la igualdad de oportunidades para todos los panameños y extranjeros que habitan el territorio nacional sin canonjías, fueros ni privilegios.
“Vive honestamente, sin hacerle daño a nadie y dándole a cada uno lo suyo”.
(Este artículo es responsabilidad de su autor).