Las 500 a Pánfilo Patricio – Manifiesto del Cambio #58. “Entre incertidumbres modernas y fórmulas de antaño”
En el imaginario social de la población panameña mayor de los 40 años y más, observamos un fenómeno que nos recuerda a nuestros abuelos y padres de aquella época en que gozábamos de los años nóveles y juveniles. A juicio de nuestros antecesores los tiempos de antaño siempre serán mejores que los actuales. Esa idea generalizada se repite generación tras generación, apelando a la nostalgia de los años de la infancia y de la adultez temprana.
Las comparaciones en ocasiones resultan ser odiosas, y sobre todo cuando señalamos que entre las épocas que separan a distintas generaciones, nos atribuimos banalmente la supremacía de una sobre la otra. Sin embargo, frente a los avances de la humanidad, los descubrimientos en la ciencia, y el desarrollo de la tecnología, a cada generación le pertenece el derecho de ser testigos de los grandes acontecimientos de su tiempo y es imposible vivir otro momento que no sea el que nos pertenece.
Cada generación afronta sus propios desafíos sociales, científicos, culturales y económicos. Nuestros antepasados se enfrentaron, durante el inicio del siglo XX, a limitaciones sociales caracterizadas por un escuálido servicio de educación pública y rudimentaria, insalubridad por faltas de servicios apropiados de acueducto y alcantarillados, altas tasas de desempleo por la falta de actividades económicas que promovieran nuevos mercados. Todo era más barato y más sencillo en cuanto a sostener una familia, la cual se daba el lujo de ser numerosa con más de 5 integrantes.
La realidad de la juventud que nació a partir de la década del 90’ en adelante y que por lo menos tienen 35 años o menos, enfrentan desafíos autóctonos del siglo XXI y de la revolución científica y tecnológica que hemos vivido desde la década del 2000. Con el avance tecnológico, se ha facilitado el estilo de vivir hacia la excesiva comodidad y la búsqueda de premios y recompensas con mínimo esfuerzo (paternalismo). La filosofía de que hay que trabajar duro para procurarse una buena vida, ya está siendo descartada por la inmediatez y la concreción de resultados y respuestas de manera instantánea y automática, sin tener que esforzarse mucho y ni sudar.
Así es como viven nuestros jóvenes que sobrevaloran la comodidad que le brinda la inmediatez y lo instantáneo, sacrificando el esfuerzo, el tiempo de espera, la paciencia por lograr el mejor resultado.
A esta descripción pertenecen muchos ejemplos de nuestra juventud panameña y que tendrán que tomar decisiones trascendentales para el futuro del país en las elecciones generales. Sin embargo, las preocupaciones de los jóvenes mantienen distancias marcadas con las preocupaciones de las generaciones de las canas arrugadas.
Nuestros jóvenes se están preocupando más por el desarrollo sostenible, la paridad y el aborto, la accesibilidad a un primer empleo y el clientelismo; mientras que la población más adulta está velando con preocupación la deuda pública, el costo de la vida, sistema de jubilación y acceso a medicinas y servicios de salud.
3,004,083 son los panameños convocados a elegir y ser electos en las próximas elecciones del 5 de mayo, y del cual 1,452,562 son jóvenes entre los 18 y 40 años de edad, La escogencia del próximo Presidente de la República de Panamá, recae en 48% de la población electoral panameña en medio de un mar de incertidumbres modernas que no se resuelven con las fórmulas de antaño.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.