Las 500 a Pánfilo Patricio – Manifiesto del Cambio #61. “¡Suerte a mis candidatos!”
Luego de 90 días de campaña electoral y de propaganda a través de los diversos medios de comunicación, tradicional, fija, móvil, de redes sociales y no convencionales, finalmente llegamos al esperado día 5 de mayo de 2024, el día “D”.
La gran duda que deja este periodo es, si los candidatos aprovecharon hábilmente los espacios de comunicación masiva, para enviar sus mensajes de por qué habría que elegirlos como Presidente, diputados, alcaldes y representantes de corregimiento. Nos queda, durante este periodo de reflexión y silencio político de la veda electoral, meditar ¿quién merece la confianza para asumir cada uno de los cargos de elección popular en juego?.
Cada uno de nosotros los panameños podríamos formar parte de ese grupo de ciudadanos entusiastas de participar en el proceso electoral. Hay quienes se identifican con los del alto nivel de “IQ mágico”, pues políticamente son muy inteligentes, dado que por costumbre les gusta apostar a ganador, y quien se proyecte como tal, gozará de esa gracia. Este es el caso del panameño, que aún no define su preferencia y se ubica en el universo del voto indeciso.
Otro perfil es al que le gusta ir a votar identificado con el movimiento político no partidista o del colectivo al que pertenece, está firme en su convicción y en sus intereses de a quién preferir con su sufragio, y es el llamado voto duro.
En tercer lugar observamos al panameño ya cansado de ser testigo mudo o activo de que los cambios que suceden cada cinco años, consisten en cambiar de figuritas para que en el fondo nada cambie, y agotado de ello, se expresa con aliento de frustración, rabia y enojo, traduciéndolo en un voto protesta o voto castigo.
Quien de los ocho candidatos capitaliza, a este momento, la mayor cantidad de votos que provienen de los electores del “IQ indeciso y mágico”; ¿podrán aquellos electores que se mantienen firmes en su selección de votar por determinado candidato, convencer a los otros electores que aún, antes de emitir su voto, no se han decidido o apelan a la magia del voto a ganador? ¿Qué porcentaje representará ese universo de electores que se abstendrán de participar de las elecciones o asistiendo a las mesas de votación, gracias a la generosidad de los propios candidatos por libre postulación o partidistas, deciden emitir su voto castigo o voto protesta?.
Lo real es que una elección general, por lo menos para el caso de la Presidencial, se define tomando en cuenta un conjunto de factores, que individualmente no impactan, pero conjugados entre sí, perfilan el pronóstico de quien estará más cerca de ser electo. Los factores a los que me refiero son: la voluntad del pueblo: la expresión popular que se traduce en las urnas; la capacidad de estar organizado el mismo día de la elección, tal como una operación militar, con todos los recursos disponibles, y la estructura piramidal que representa la oferta electoral de los partidos políticos, las alianzas o movimientos de libres candidaturas, capaces de mantener estos factores sincronizados en aras de un mismo objetivo: alcanzar la toma del poder.
Ya llegó el 5 de mayo, y le deseo la mejor de la suerte a mis candidatos, que lo bueno viene.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.