Las 500 a Pánfilo Patricio – Manifiesto del Cambio #74. Asamblea de Diputados, oportunidad para facilitar el diálogo.
Desde el pasado 6 de noviembre del año en curso, dio comienzo el periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea Nacional de Diputados, tras el llamado que hizo el presidente de la República de Panamá, para el proceso de presentación, consulta, discusión, debate y aprobación o rechazo del Proyecto de Ley que pretende reformar el régimen de pensiones y administración del servicio de salud en la Caja de Seguro Social.
Han transcurrido nueve (9) días y más pronto de lo que se esperaba ya ronda en el ambiente social, político y nacional, las preocupaciones sobre el resultado final de esta discusión, que simplemente no se limita a debatir con cuanto dinero ni a cuál edad debe ser merecida una jubilación, si no que trasciende a un tema de calidad de vida.
Abordar la temática de la administración de los sistemas de salud públicos es un asunto de vida o muerte para una persona. La población popular está arrinconada a utilizar los servicios de salud privados, sino quiere morir en el matasanos, aun cuando no es una opción accesible, sobre todo si se encuentra en los umbrales de la pobreza extrema, pobreza, y clase media.
Añadiendo a este drama humano, reconocemos la aterradora idea de tener que trabajar o seguir la actividad productiva de generar ingresos, más allá del tiempo que nos permiten la salud y la fortaleza de nuestros organismos. Mantener un estándar mínimo de vida digno, es un desafío y no se agota con solamente discutir o disentir frívola y mecánicamente si hay que aumentar la edad, los aportes y cuotas a pagar.
El contexto de fondo en el debate de las argumentaciones y condiciones que serán normadas en este proyecto de ley que modifica la Ley 51 de 2005, se centra en el cuestionamiento de ¿cuántos años con calidad de vida merece disfrutar el hombre y la mujer panameña en sus últimos años, luego de retirarse?; con esta ley, ¿el Estado promueve las condiciones propicias para que en el futuro se puedan garantizar el disfrute de una vejez digna?; ¿cómo blindar el sistema de pensiones y gestión de servicios de salud, para que en el futuro, si se llega a cometer delitos contra los intereses de los asegurados, se garantice que habrá justicia restaurativa y certeza de castigo para los que delinquen?
Estas complejas preguntas, podrían tardar semanas o meses para encontrar soluciones definitivas, y al parecer esta discusión compleja se quiere agotar lo más rápido posible y de manera ansiosa e impaciente.
La Asamblea Nacional de Diputados tiene la responsabilidad de aplacar la ansiedad colectiva y actuar con sabia paciencia, si desea gestionar apropiadamente este proceso de consulta. Debe articular espacios y tiempos de diálogo en donde el uso de la palabra no se monopolice, si no más que todo se comparta y se corresponda.
Los diputados sabiamente les corresponderá: 1. encausar el abordaje apropiado de una facilitación de diálogo ante este complejo debate; 2. observar las posibles y previsibles señales de estancamiento y escalonamiento de violencia; y 3 no ser protagonistas de comunicación violenta.
En medio del debate no deben abrirles las puertas a la mecha que encendió la explosión social de Junio/Julio de 2022 y Octubre/Noviembre de 2023.
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Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.