Las 500 a Pánfilo Patricio – PISA / UNESCO, pruebas de evaluación educativa.
La educación es un derecho y una garantía fundamental que todo ser humano puede ejercer cabalmente, si las oportunidades para acceder a ella, fuesen garantizadas, en la toma de decisiones desde el Estado, con equidad y justicia.
Estamos en medio de un debate nacional, que afecta la percepción social sobre la necesidad de medir a la población infantil, adolescente y adulta de nuestro país, en cuanto a su rendimiento educativo. La decisión de la Ministra de Educación, que por segunda ocasión, nos aleja como país, de la medición de la prueba aplicada por el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), auspiciada por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), está en el ojo de la tormenta.
Sin embargo, como opción a las críticas de fuerzas políticas y técnicas que han exclamado ferozmente la decisión de suspender la aplicación de la prueba PISA, el Ministerio de Educación, propone auspiciarse para el año 2025, en el sistema de evaluación de los aprendizajes que promueve la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, la Ciencia y la Educación (UNESCO).
¿Qué diferencia sustancial existe entre las pruebas PISA y UNESCO?. La prueba PISA, se traza el objetivo de evaluar las competencias de los jóvenes de un rango de edad de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias naturales; la prueba de UNESCO, tiene como finalidad evaluar el aprendizaje sobre lo que los educandos saben y lo que pueden hacer con lo que han aprendido.
La prueba PISA se enfoca más en el desarrollo de competencias en las áreas de lectura y matemáticas de una población específica de jóvenes de 15 años, comparable con los avances que otros países, en los mismos niveles se ubican, y así determinar en que rangos comparables con otros sistemas educativos, se ubica Panamá internacionalmente. La prueba de UNESCO, prioriza el plano individual del estudiante en su capacidad de comprensión y el progreso académico de los educandos desde sus necesidades de aprendizaje medidos en periodos específicos del proceso de enseñanza.
Ambas pruebas, pretenden ubicar a Panamá en un escaño comparativo junto con otras naciones del mundo y de la región. No esta mal poder identificar cuales son las proyecciones que tiene nuestra población ante el escenario mundial, el cual es exigente y muy competitivo. No obstante, sin desmeritar el esfuerzo ambicioso de escalar posiciones de mejora a nivel internacional, bien podríamos concentrarnos en acercar la brecha existente entre las cinco diferentes clases de sistema de educación presentes en nuestro pequeño territorio.
Panamá, irónicamente ha tolerado que existan cinco formas discriminatorias de educar a nuestros niños y jóvenes como nación. La educación élite, de escuelas alineados al año lectivo anglosajón; la educación privada o particular, que se concentra en las áreas urbanas de las principales ciudades del país; la educación pública urbana de las ciudades del país, la educación pública rural en zonas de difícil acceso y la educación en las zonas comarcales.
Cinco diferentes sistemas educativos en nuestro pequeño Panamá, que perpetúan la inequidad, la discriminación y la falta de oportunidades, que indistintamente seamos medidos por PISA o por la UNESCO, los resultados siempre reflejarán esa desigualdad injusta en nuestros estudiantes, porque mientras el problema de raíz no se aborde con seriedad y sentido de igualdad para todos, a nivel internacional siempre estaremos en desventaja con otras naciones que sí priorizan en una sola educación de calidad para todos.
“Vive honestamente, no le cause daño a nadie y dele a cada uno lo suyo”.